Las necesidades para mitigar el cambio climático y el ahorro energético, entre otros factores que aportan a la sustentabilidad de la construcción, han catapultado un nuevo fenómeno: Los rascacielos con estructura de madera. Los países del primer mundo compiten entre sí para ostentar quien tiene la estructura más alta.
Vancouver (Canadá) presume de haber inaugurado hace unos meses el edificio con estructura de madera más alto del mundo, una residencia estudiantil de 18 plantas y 53 metros de altura. Se levantó en tiempo récord, apenas 66 días. Pero, con los proyectos que van saliendo a la luz, le durará poco. En Ámsterdam se ha comenzado a construir el Hault, un rascacielos de 21 plantas y 75 metros. La torre Trätoppen de Estocolmo tendrá 40 plantas y alcanzará los 133 metros. Michael Green el reconocido arquitecto experto en el uso de la madera, (autor del proyecto de Vancouver) está proyectando construir en París el edificio Baobab, de 35 de pisos. Pero en Londres se redobla la apuesta y se proyecta una torre gigante de 80 pisos y 300 metros de altura, donde se ubicarán mil apartamentos con vistas al río Támesis. Su promotor, el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Cambridge, anuncia un “gemelo” en Chicago.
Ningún clima o geografía está descartada. Desde Viena (edificio Hoho, 60 metros de altura) a Melbourne (torre Forté, 32 metros) o Burdeos (Hyperion, 18 plantas), la arquitectura llama a las puertas de un mundo cada vez más concentrado en grandes urbes que reclaman ‘pulmones’ naturales para achicar la contaminación que se genera. Los expertos calculan que el trabajo de absorción de CO2 (dióxido de carbono) de las maderas contenidas en la gran mole de la torre de Vancouver equivalen a la retirada de 500 coches de la circulación cada año.
En las plantaciones de bosques sostenibles, la investigación para la fabricación y el montaje de estructuras o la mejora constante de la eficiencia, se genera toda una cadena de ventajas que no parecen tener fin.
El temor a incendios es otro mito ya que se ha demostrado que la madera se destaca por sobre otros materiales. Si bien todos los materiales se queman, lo hacen a velocidades distintas. En el caso de las maderas laminadas, las gruesas capas de láminas de estas estructuras hacen mucha más lenta y previsible cualquier combustión en caso de siniestro. Si se pregunta a los bomberos dónde quieren trabajar, siempre dirán que en un inmueble de madera. Se puede saber exactamente cuándo va a colapsar, algo que no pasa con la construcción de hormigón y ladrillos.
El nuevo rival del cemento y el ladrillo, son los paneles de madera laminada (CTL), compuestos por hasta siete capas de fibras pegadas y apiladas en diferentes angulaciones para aumentar su resistencia y retardar cualquier efecto destructor.
Pero hay un argumento legal que apuntalará aún más a la madera en el hemisferio norte. La normativa europea por ejemplo, exigirá a partir de 2020 edificios de autosuficiencia energética. Con todo esto hay una enorme cantidad de constructores que están migrando hacia la construcción con madera
COMPARACIONES CON EL HORMIGÓN Y EL ACERO
75%
Reduce la ‘huella’ ambiental una estructura de madera en comparación con el acero o cemento.
Más ignífugo que el acero
Los laminados en madera permiten que se carbonice el exterior pero sellan térmicamente el interior, que no se deforma. El acero lo hace a los 1.300 grados y su posible colapso es imprevisible. Con la madera puede establecerse de forma muy precisa su umbral de resistencia en grandes siniestros.25% de peso ejerce una estructura de madera frente a un volumen similar en hormigón o metal