Increíble: el primer submarino se construyó en 1857 con madera


Promediando la década de 1850 en Barcelona un trabajador de imprenta llamado Narcís Monturiol Estarriol, que tenía poco conocimiento técnico pero mucha imaginación e ingenio, diseño y construyó el primer submarino moderno de madera que llamó Ictíneo. Con un diseño de estilo victoriano y tecnología rudimentaria, esta invención dio pie a la construcción de modernas naves sumergibles con propulsión nuclear.

Estaba construido con un doble casco para resistir la presión y a pesar de parecer de baja tecnología tenía ciertos componentes interesantes para su guiado e hidrodinámica, con tanques y válvulas y un peso móvil que servía para controlar los ascensos y descensos. Podía sumergirse hasta dos horas a una profundidad de 20 metros. El material principal en su construcción era madera de olivo con refuerzos de roble y una capa de dos milímetros de cobre.

Luego de esta experiencia exitosa, Monturiol construyo un nuevo submarino en 1864 de mayor tamaño denominado Ictíneo II, al que le añadió un motor de vapor, de modo que fue el primer submarino del mundo propulsado por un motor de combustión. Se sumergió en demostraciones más de veinte veces, pudiendo permanecer hasta ocho horas a unos 50 metros de profundidad, aunque su inventor afirmaba que podría llegar hasta 500 metros. Sus paredes dobles de madera mostraron una increíble resistencia a la presión y junto a su diseño, le dieron una impronta vanguardista y elegante.

Para evitar consumir el oxígeno interior mientras estaba sumergido, Monturiol ideó un novedoso sistema que utilizaba una reacción de clorato potásico, zic y dióxido de manganeso, que producía suficiente calor como para hervir el agua del motor y que además producía oxígeno sobrante para la tripulación. Esta idea para producir «aire respirable» sin tener que emerger o usar un snorkel se usaría posteriormente en otras máquinas, incluyendo en el primer submarino atómico, el USS Nautilus.

Maderera Newton

Lo formidable de este proyecto fue que recién en la década de 1940 y por necesidades estrictamente bélicas, se comenzaron a construir otros submarinos que tomaron conceptualmente la idea del Ictíneo añadiendo la tecnología de punta de aquel entonces. Las naves originales fueron olvidadas y desguazadas aunque en la zona del puerto de Barcelona, cerca de la estatua de Colón, hay una réplica perfecta del Ictíneo II que deslumbra a los visitantes incrédulos y hasta que leen su historia no pueden creer que el “abuelo” de todos los submarinos modernos se construyó en madera en el año 1857.


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