Ubicada en el country Arelauquen, en Bariloche, se buscó aprovechar al máximo la topografía del terreno que posee una pendiente pronunciada. El proyecto pertenece al estudio Alric Galindez Arquitectos.
Aprovechar la topografía del terreno y optimizar las vistas al entorno natural son algunas de las claves que se tuvieron en cuenta en el diseño arquitectónico de esta casa ubicada en un country de Bariloche. La vivienda posee las características que distinguen a muchas construcciones de la Patagonia: el uso de la madera como material primordial tanto en exteriores como en los ambientes interiores, y la incorporación de amplios ventanales que permiten disfrutar al máximo al paisaje.
La casa, de 215 metros cuadrados de superficie, está ubicada en Arelauquen Golf & Country Club y fue diseñada por el estudio Alric Galindez Arquitectos. Bautizada como “La Casa M”, se encuentra sobre un terreno de 1.084 metros cuadrados en un paraje de donde el estudio viene desarrollando distintas propuestas. Rodeado por bosques y casas, el terreno posee una pronunciada pendiente hacia la calle. “La distancia de la mirada es corta, es decir, no hay un paisaje lejano para captar sino que el paisaje a incorporar es el inmediato, el que se puede definir casi en su propio lote”, explica el arquitecto Santiago Alric, a cargo el proyecto junto con los arquitectos Carlos Galindez y Federico Lloveras.
La casa está dividida en una serie de volúmenes que se conectan a través de espacios de transición abiertos al entorno. “El acceso a cualquiera de los módulos implica entrar-salir a la casa y al paisaje”, detallan los arquitectos.
Distribuida en dos niveles, en la planta baja posee un ambiente amplio donde se ubican el estar, living y comedor, cocina con una isla y el dormitorio principal en suite con vestidor. En la planta alta hay dos cuartos en suite, uno en cada extremo; y un playroom, en el centro.
Otra de las premisas del diseño fue generar una casa compacta donde se priorice el deseo de encontrar lo virtuoso y lo especial a través de la sensación de escalar una montaña. Esto se tuvo en cuenta en la estructura, donde a medida que se va ascendiendo por la ladera de la montaña, la mirada se dirige hacia los árboles.
.Los espacios cubiertos, por su parte, se materializan en un volumen único de madera que tiene contacto con el terreno solo en sus aristas, dejando pasar la barranca por debajo, y buscando a través del sistema circulatorio una continuidad en el recorrido ascendente de todo el terreno.
En la barranca se genera un jardín plano que se proyecta hacia el interior de la casa, con el objetivo de lograr una continuidad entre el bosque y las áreas de encuentro.
“La Casa M” forma parte de libro Epifanía del Paisaje, que reúne 16 obras destacadas del estudio Alric Galindez y que pone en valor la arquitectura como disciplina. Es una edición conjunta entre Cetol, marca del grupo AkzoNobel y Bisman Ediciones.
FUENTE: Clarín Arquitectura