
Si bien ya existen prototipos de vehículos en madera rodando en las calles, inclusive un superdeportivo que sobrepasa los 250 km/h, Michel Robillard un ebanista jubilado francés que talla autos clásicos a escala como pasatiempo, decidió ir más allá: Construir una réplica perfecta del auto que lo hizo feliz en su juventud, el mítico Citroën 2CV.
Con los planos en mano, la réplica exacta del clásico modelo de Citroën le llevó a Robillard seis años de trabajo diario. El desafío no solo incluyó la carrocería, también desarrolló su interior donde se destacan unos pintorescos asientos tipo banco que le dan un aire de sofisticación a esta obra de arte. Además realizó muchos detalles en madera que dejan boquiabierto a cualquier ingeniero automotriz.
Su trabajo ha causado gran admiración en un público heterogéneo como ser artistas, expertos en el mercado automotriz, fanáticos del mundo motor y coleccionistas, quienes están dispuestos a pagar sumas estrafalarias para tener una copia de este automóvil en su colección privada. Desde un selecto museo italiano por ejemplo, han solicitado a Robillard el auto para exponerlo.
En su taller de cerca de Loches, en el centro del país, este hábil ebanista tiene una amplia colección de vehículos de madera a escala, es casi un museo privado. “Cuándo comenté sobre mi idea me dijeron que era una locura, que no era posible y demostré que la madera es un material noble con el que puede construirse casi cualquier cosa, inclusive tiene ventajas por sobre el modelo original ya que soporta mejor la corrosión, es más silencioso, su andar es mejor que el del clásico 2CV, inclusive la aislación térmica ha mejorado gracias a las capacidades de la madera”, explica Robillard.
MADERAS UTILIZADAS
El auto fue fabricado con diferentes tipos de madera: de peral (marcos), de manzano (capot), de nogal (volante), de cerezo (puertas) y de olmo (cuadro de instrumentos),¿Y el motor? Bueno, no fue posible seguir el modelo original. «He trabajado con el chasis original de 1966 aunque utilizamos el motor del CV3, ya que la madera es un poco más pesada que la estructura original. «Las ruedas y los faros son originales, pero los tapacubos son de madera, como los asientos», ha explicado el ebanista.
«Quería hacer un objeto que perdurara más allá de mí. Estaría encantado si alguna vez mi Citroën se exhibe en algún museo», ha dicho el jubilado. Lo máximo, confiesa, sería que su insólito coche saliera en un anuncio o en una película».
PROXIMAMENTE CON HABILITACIÓN PARA CIRCULAR
Según las previsiones de Robillard, su réplica de un Citroën 2CV de 1953 echará a rodar sobre el asfalto en unos meses cuando el estado le conceda los permisos solicitados.
Este audaz ebanista que trabaja la madera desde los 14 años, puso en marcha su sueño en el 2011: quería hacer un coche de madera a escala 1 y que, además, pudiera rodar. Hoy por hoy, su pieza es única en el mundo y su sueño se ha hecho realidad.