LA CONSTRUCCIÓN SUSTENTABLE CON MADERA ES LA SOLUCIÓN PARA CAPTAR EL CO2 Y MITIGAR EL CAMBIO CLIMÁTICO
Este próximo sábado 28 de enero se conmemora el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de Dióxido de Carbono – CO2, una fecha creada por las Naciones Unidas (ONU) para tomar conciencia sobre el cuidado del planeta. Con el objetivo de sensibilizar a la sociedad, los profesionales de CADAMDA – La Cámara de la Madera – explican cómo la madera es esencial para retener las emisiones de dióxido de carbono.
El cambio climático es uno de los problemas más urgentes y complejos que enfrenta el mundo actualmente. En muchos países, especialmente aquellos que han ratificado el Protocolo de Kyoto, se están formulando activamente acciones y medidas para mitigar y reducir sus efectos. Según investigaciones a nivel global, los bosques desempeñan un papel fundamental en el suministro de riquezas y bienestar a los países, incluso contribuyen enormemente a abordar los problemas del cambio climático. De hecho, el uso de productos de madera en la construcción y muebles reduce en gran medida las emisiones de dióxido de carbono.
El uso de la madera como sustituto de productos no renovables y de uso intensivo de energía es un aporte importante para promover cadenas de suministro que vayan reduciendo la huella de carbono y aporten a lograr la carbono neutralidad necesaria para evitar una tragedia climática y, al mismo tiempo, a una bioeconomía circular que colaboren a los objetivos de desarrollo sostenible. Para ello, se requieren políticas públicas que permitan mejorar la información y los incentivos a preservar los bosques, plantar árboles y profundizar el uso de la madera como sustituto de productos con mayor impacto climático y ambiental. Y el compromiso de las empresas y las personas para sumarse a esta necesaria acción por el clima.
UN FUTURO VERDE CON LOS ÁRBOLES COMO PROTAGONISTAS
Los árboles son reconocidos ampliamente por su aporte a la mitigación del cambio climático, ya que se aceptan como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera en su proceso de crecimiento. De hecho, se estima que un metro cúbico de madera contiene alrededor de una tonelada de CO2, que es similar al consumo de 350 litros de gasolina.
Siguiendo esta misma línea, es vital el aporte que el uso de la madera realiza al sustituir productos no renovables y de uso intensivo de energía. La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos (construcción, muebles, pisos, etc.) sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y no renovables y de alto consumo de energía (cemento, minerales). Por otro lado, para su disposición final, es renovable y reciclable. Estas características no solo ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino, además, a una bioeconomía circular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y desarrollo económico.
Los profesionales de CADAMDA aseguran que la madera requiere menos energía cuando se usa como material de construcción. Por lo general, se requiere alrededor de 19 veces más energía para fabricar un producto de acero que de madera dura secada al horno; 45 veces más para crear productos de plástico y 85 veces más energía para hacer un producto de aluminio comparable.
“Por ejemplo una casa construida con madera almacena 7,5 toneladas de carbono, mientras que una casa construida en acero emite 2,9 toneladas. Además, las construcciones hechas con madera requieren menos recursos energéticos para fabricarlos, en comparación con materiales alternativos, ya que los procesos para producir metales (acero o aluminio) o plásticos se derivan de productos petroquímicos, los cuales generan mayores cantidades significativas de emisiones de gases de efecto invernadero”, explica Daniel Lassalle, gerente de CADAMDA – La Cámara de la Madera.
Entre los principales beneficios de utilizar más madera como material de construcción se destacan:
• Bajo impacto medioambiental de la producción. La madera es fácilmente reciclable para hacer otros productos; y al final de su vida útil, puede utilizarse como combustible.
• La madera es el único material de construcción que almacena carbono. Los materiales a base de madera se pueden utilizar en la mayor parte de cualquier edificio para capturar carbono de la atmósfera, esto permite la reducción de CO2.
• La madera sustituye a los combustibles fósiles tradicionales, aportando energía con un balance neutro de CO2: el CO2 liberado por la combustión de la madera equivale a la cantidad que la madera absorbió durante su crecimiento. Por tanto, esta combustión no contribuye ni al efecto invernadero ni al calentamiento global.
• La energía de la madera es “limpia” porque evita ser depositada en vertederos y minimiza los costos de eliminación de desechos. Las impurezas producidas por la combustión se filtran dentro de las unidades de producción de energía antes de ser descargadas a través de chimeneas.
“La madera es definitivamente la alternativa directa al concreto y al acero y los proyectos y obras que la tienen como material principal de construcción se multiplican en todas las latitudes del mundo. La preferencia, pasión y hasta romance por la madera por parte de la nueva camada de arquitectos tiene que ver con sus múltiples ventajas competitivas: es un recurso renovable, contribuye a mitigar el cambio climático gracias a la absorción y fijación de CO2 atmosférico en su interior, lo que reduce considerablemente las emisiones que impactan en el calentamiento global. Todo el proceso constructivo es más rápido y con menor impacto ambiental. Tiene buen comportamiento en el acondicionamiento acústico de una construcción, absorbe las radiaciones electromagnéticas de dispositivos electrónicos y regula la humedad interior. Además, aporta un ambi ente de natural calidez, tanto para vivir como para trabajar,” explica el arquitecto Diego García Pezzano, responsable del Dpto. de Arquitectura de CADAMDA – La Cámara de la Madera.
«La madera tendrá un rol protagónico en el desafío de transformar las grandes ciudades en lugares más sustentables a través de la bioeconomía. De hecho, las ciudades que utilizan madera en la construcción se convierten en infraestructuras de captura y almacenamiento de carbono. Incluso, los parques y la ubicación estratégica de árboles alrededor de los edificios, disminuyen el consumo de energía en las edificaciones para calefacción y refrigeración. Por eso, la madera, los árboles y los bosques son la columna vertebral de las ciudades climáticamente inteligentes: las biociudades», finaliza Lassalle.